Homenaje a la pequeña empresa de Cisneros

En el número 39 de la Revista del Pozo Bueno apareció un artículo redactado por Ana Gadea, donde haciendo referencia a una especie de páginas amarillas que habían sido publicadas en un periódico de tirada provincial, había una relación de comerciantes que estaban instalados en nuestra localidad. Mundo de hombres, generalmente, pero respaldados siempre, o en la mayoría de los casos en la sombra, de mujeres sacrificadas dedicadas al cuidado familiar y al negocio.

Nos vamos a encontrar a verdaderos emprendedores, que agudizaban el ingenio para sobrevivir en esa sociedad tan llena de penurias y necesidades, y como sacaban adelante a familias numerosas, diríamos que muy numerosas con gran capacidad de invención para tener un pan que llevarse a la boca.

La época en la que nos situamos es principios del siglo XX, contando con una población de 1.665 habitantes. Y haciendo referencia a que la producción se basaba principalmente en cereales, vinos y legumbres.

Su alcalde era D. Pío Cisneros Rodriguez, el Secretario D. José García Villamuza; el Juez D. Veturio Carlón; el fiscal D. Celedonio Toledo; el párroco D. Salustiano pardo; Guardia civil; peatones (que no sé muy bien que significa) y correos. Las Escuelas nacionales: al frente de la de las niñas estaba Ramona Rey, al frente de la de los niños José Franco y la de los párvulos era llevada por Carmen Benedicto.

Abogados: Veturio Carlón y Manuel Saldaña

Maestros albañiles: Félix Abastas, Mariano Abastas; Marcial Arconada; Mariano Crespo y Jesús Zapatero

La Banda de Música, siendo su director Antonio García

Barberías: Rufino Giraldo; Quintiliano Hierro y Victorino Sansierra

Carnicerías: Pedro Prieto y José del Río

Construcción de carros: Gonzalo Blanco y Emiliano Vergara

Casa Beneficiencia: Hospital Hermanas Agustinas de la enseñanza, con capellán propio.

Comestibles: Cesáreo Conde, Pablo Docio, Saturio Paredes, Julián Rodríguez, Julia Sancho y Sociedad cooperativa.

Confitería: Riol Petronilo

Ebanisterías: Pio Cisneros

Estanco: Cándida Herrón

Farmacia: Eriberto Fernández y Pedro Urrutia

Ganaderos: Clemente Andrés, José Escudero, Germán González, Mariano González, Antonino Guzmán, Pascual Hontiyuelo, Maurilio Hortelano, Alvaro Mayorga, Honorio Mayorga, Pascual Paredes, María Pombo, Pedro Prieto, Felipe Rodriguez, Manuel Serrano.

Gaseosas: Fábrica de Ängel Rodríguez.

Granos: Agustín Cisneros, Eugenio Gómez y Juan Paredes.

Guarnicionero: Gervasio Criado.

Herrerías: Pedro Rodríguez y Francisco Villamuza.

Huevos: Román Serrano.

Lanas: Tomás González

Almacén de legumbres: Fidel López.

Máquinas de coser Singer: Cipriano González.

Médicos: Antonio Carlón, Eugenio López y Carlos Rodríguez.

Organistas: Antonio García.

Comerciantes de paja: Victor Marcos, Benito Serrano y román Serrano.

Panaderías: Quiliano Andrés, Isabel Delgado, apolinar González Ambrosia Hontiyuelo y Martín Villán.

Paños: Pablo Docio y Julia Sancho.

Pescado fresco: Eustasio Franco y Santiago Pérez.

Pollería Caza: Román Serrano.

Posadas: Cesáreo conde y Pablo Sancho.

Practicantes: Lorenzo Villamuza.

Propietarios principales: Luis Carlón, Pio Castro, Tomás Diez, Heriberto Fernández, Hijos de Pascual Hortelano, Félix Pastor y Carlos Rodríguez.

Sastrerías: Teófilo del Campo

Sociedades: Sindicato Agrícola y Centro Social Agrario.

Tabernas: Cesáreo Conde, Santiago Pérez y sociedad Cooperativa.

Tejas y ladrillos: Hornos de Juan Torío

Veterinarios: Marcelino Terradillos.

Vinos: Cipriano Aldea, Tomás Diez, Heriberto Fernández, Félix Mayorga, Tomás Mayorga y Carlos Rodríguez.

Zapaterías: Cipriano Abastas, Nemesio Andrés, Segismundo Fuentes, Braulio López,  Pablo López, Juan Torres y Luis Villán.

Hay un total de 38 oficios, algunos de ellos están regentados por una misma persona y se repite algún que otro nombre.

Después de esos inicios del siglo XX, unos se fueron cerrando, otros se fueron abriendo, algunos se fueron reconvirtiendo y otros reinventando. Son muchos los que emprendieron su vida en el pueblo, pero Cisneros, como tantos otros pueblos de esta nuestra Castilla,  con el paso de los años se fue vaciando y las personas probaban fortuna en otras tierras. Llegaron los años 60 y 70 y con ellos las posibilidades de poder desarrollar otros proyectos de vida  que no tenían nada que ver con la agricultura y la ganadería, y sí más con la producción de las fábricas en otras zonas,  como puede ser  Asturias, País Vasco, Madrid, Cataluña,..El tener un salario mensual que diera esa seguridad en el hogar hizo que la gente no se lo pensara y viera la vía de escape a la inseguridad que suponía estar pendiente del cielo para que lloviera a gusto de todos, lo cual sabemos que es imposible, y  habiendo personas que no tenían ese pedazo de tierra que cuidar.  Esta fue la realidad que trajo consigo la despoblación de nuestros pueblos  que  ya no ha cesado.

Podríamos hablar del Taller de Costura, del colegio de las Monjas, de la Gasolinera, del Taller mecánico, de las Fraguas,de los collereros, de los molinos, del casino, del cine…de muchos, pero seguramente no tendríamos mañana ni tarde suficiente si quisiéramos hacer una pequeña parada por cada uno de ellos.

Como lo que nosotros pretendíamos era hacer un pequeño homenaje a las pequeñas empresas de nuestro pueblo hoy desaparecidas, vamos a detenernos solo en unas pocas de ellas, no se pretenden que sean las más importantes ni las más destacadas, solo que sirvan de ejemplo de todas las que hubo y nos gustaría  que nadie se sienta desplazado o ignorado, es cuestión de tiempo que retomemos donde hoy lo dejamos.

Para no ser tan pesimistas y pensar que cualquiera tiempo pasado fue mejor, vamos a reseñar que a día de hoy en un Cisneros muy mermado en población, con un total de 487 habitantes, aún hay personas que han apostado por desarrollar su pequeño modelo económico que le permita vivir en nuestra localidad. Si hacemos nuestra pequeña guía de páginas amarillas del siglo XXI nos encontramos

Albañilería: Parmu cisnarios, Teyo Zapatero, Carlos Torres y Ramón Pastor.

Bares: Las acacias, Amalís, La Patro y Alambique.

Caja España

Carnicerías: Paco y July.

Cereales Fernández

Comercios: Mercería y Ultramarinos Encarnación Andrés y supermercado Mª Ángeles Rodríguez

Cooperativa Agrícola Socotem y cooperativa Ntra Sra del Castillo

Distribuciones Toledo Velicia

Estanco: Germán González

Farmacia: Francisco Sánchez Lerma

Frutas y Verduras Toledo

Ganaderos: Hnos Macho, Hnos Torío Ruíz, Hnos Ruiz Cisneros y Luis Mª Torres

Peluquería Miryam Forcelledo

Pintura y decoración Manuel Priego

Prefabricados Terán Egijo.

Residencia de ancianos Ntra Sra de los Dolores, que alberga 49 plazas, regentada por las Hijas de la Caridad y que da empleo a más de veinte personas.

Transportes Herrón

Tratantes ganaderos: Angón, Cárnicas Andrés Antolín, Lechazos Luis Andrés, Lechazos Francisco Andrés y Lechazos Tinín.

Como no queremos demorar más, vamos a las pequeñas empresas elegidas en el día de hoy. Nos vamos a detener en un pequeño número, esperando que sea el idóneo para no cansar al público.

La Quesería

Los quesos Ángel Gómez Díaz, empresa  familiar instalada en la Calle la Cruz,9.

Su marca comercial era MANCHEGÓMEZ

Se inaugura allá por el año 30 que mantiene dos empleos fijos a lo largo de todo el año, teniendo que reforzar la plantilla con personal eventual en la temporada fuerte del queso, que se desarrolla durante los meses de octubre a finales de junio. De julio a septiembre hay un mayor parón, debido a que como no hay cámaras frigoríficas, se deja de ordeñar a las ovejas que eran propiedad de la misma empresa, porque la leche no se conservaba en las debidas condiciones y se estropeaba.

Con la leche se hacía el queso y con la obtención del subproducto, que era el suero se alimentaba a unas 100 crías de cerdo que se compraban y a las que se daba salida al mercado una vez que alcanzaban el peso adecuado.

El cierre de la empresa se produce en el año 1968 por jubilación.

Esquiladores de Cisneros

El oficio de esquilador ha sido, como tantos otros,  uno de los oficios que han desaparecido en Cisneros y que consistía básicamente en cortar la lana a las ovejas y el pelo a mulas, burros y algún caballo. Todos estos animales tuvieron una influencia determinante en la actividad y economía de la época y de la zona de Tierra de Campos.

Este oficio fue desarrollado en Cisneros y Comarca por la familia Alonso Sansierra. La actividad se desarrollaba durante todo el año. Para las mulas, los periodos de máxima actividad estaban  acompasados con las labores propias del campo, ya que se pretendía mantener a los animales frescos para sacarles el mayor rendimiento. En el caso de las ovejas, la temporada de esquile comenzaba en mayo y finalizaba a primeros de julio.

Las jornadas de trabajo, en los periodos de máxima actividad, eran largas. Se iniciaba a las seis de la mañana, si se realizaba en Cisneros o las cinco de la mañana, si había que desplazarse y se prolongaba hasta la puesta del sol, con la preparación de las herramientas para el día siguiente.

Su zona de influencia era, lógicamente Cisneros y los pueblos de alrededor, incrementando su radio de acción a medida que los medios de locomoción iban modernizándose, inicialmente andando, luego en burro, posteriormente en bicicleta y por último en coche, bien en el taxi de Florencio González o en el coche de los propios ganaderos.

Cuando las distancia del pueblo donde esquilaban a Cisneros era grande, los ganaderos que les contrataban,   además del jornal, les proporcionaban comida y hospedaje. En muchos casos, la convivencia repetida a lo largo de los años, forjaron grandes lazos de amistad.

En el  caso de mulas y burros, las herramientas de esquilar que se utilizaban eran las “tijeras” y “máquina” (para cortar), las “apeas” y el “acial” (para inmovilizar), el “escobajo” y la “rasqueta’ (para eliminar los pelos del animal).

En el caso de las ovejas, los Esquiladores de Cisneros utilizaron como herramienta principal, las tijeras sin muelle, nunca utilizaron máquinas. Cualquiera puede imaginarse el dureza de cortar el apretado vellón de las ovejas con unas tijeras que poco a poco van perdiendo el filo.

Para los Esquiladores, era de capital importancia, disponer de tijeras perfectamente afiladas y por ello, dedicaban al final de la jornada, el tiempo preciso para afilarlas. Utilizaban para devolver “el corte” a la tijera, una piedra de arenisca en forma de rueda montada sobre un eje con una manivela y para “asentar el filo”utilizaban una piedra de pizarra. En el manejo de la primera, incorporaban a las mujeres y a los más pequeños, en busca de un pequeño alivio a sus castigados cuerpos.

A lo largo de la jornada, cada esquilador utilizaba en torno a ocho pares de tijeras. Las hojas de las mismas las envolvían en papel impregnado de aceite para evitar su oxidación y por tanto impedir, en caso producir un corte al animal, la transmisión de restos de óxidos que pudiesen originar un foco de infección. Destacar su destreza en el manejo de las tijeras, sobre todo cuando con una tijera muy afilada, se aproximaban al cuello de la oveja.

En el año 1978, finalizaron su actividad los Esquiladores de Cisneros y la última cuadrilla la formaron Anselmo Alonso Sansierra, Anselmo Alonso Merino, Maxi y José Alonso Mansilla.

Panaderías

Han sido muchos los panaderos en este pueblo. Nosotros nos hemos puesto en contacto con los familiares de tres de ellos.

POLICARPO PAREDES HONTIYUELO. Que hereda la panadería de su madre Ambrosia Hontiyuelo que comenzó con ella en el año 1914, aproximadamente. Está situada en la Calle Procesiones con la que Policarpo mantiene a sus hijos hasta que en el año 1972 se procede a su cierre por jubilación.

BALTASAR GONZÁLEZ  Y VICENTE GONZÁLEZ. Son hermanos que nacen en una casa de panaderos., de Apolinar González y María.

Baltasar mantiene la panadería de sus padres ubicada en la calle Mercado viejo, en frente de lo que hoy es el parque infantil. Partieron la parroquia que tenían, que era como se llamaba a la clientela , entre los dos hermanos.  El se encargará de llevar al pan al vecino pueblo de Pozo de Urama, al que iba con el carro y la mula. Como la matrícula está a nombre de su esposa Emilia, ésta la mantiene abierta hasta el año 1980 que se jubila.

Vicente  Sitúa la panadería en la calle Vicente de Guzmán junto.  En ese domicilio  se instala cuando se casa con Tomasa en los años 50, con su ayuda mantendrá la panadería hasta su jubilación, en el año 1986

En el oficio de panaderos se dan una serie de datos muy significativos. Como por ejemplo, que el pan sólo se vendía a aquellas personas que no tenían propiedades de terreno de cultivo. A la Guardia civil, a los maestros, el secretario,…

Con los agricultores se utilizaba el sistema de La Maquila, que consistía en  hacer entrega de trigo en la panera comarcal. El labrador entregaba dos secciones de trigo cuando cosechaba; una se destinaba al servicio nacional de trigo, para el que existía un cupo, y la otra era para hacer entrega a la fábrica de harina.

El labrador, a cambio de la entrega de esa parte de trigo que realizaba a la fábrica de harina, recibía un vale. Ese vale era entregado a una panadería del pueblo, a la que el eligiese, incluso podía trabajar con dos panaderos a la vez.

El panadero elegido reclamaba la harina que le correspondía por ese vale entregado. Le correspondía un 76% de harina y unas sacas de salvao, que era la cáscara de trigo y una saca de cuarta. De cada 100 k de harina sacaba 120 panes de kilo. Le daba dos opciones al labrador que había hecho entrega de su cheque. O bien le hacía entrega de 120 panes de kilo junto con 120 pesetas, o bien la entrega de 108 panes de kilo, opción escogida por la mayoría.

Con el sistema de trueque de La Maquila el labrador se aseguraba el pan de todo el año.

¿Cómo se controlaba la cantidad entregada al cliente? Con una taja, pieza larga de madera a la que se hacía una muesca cada vez que ibas a por el pan.

Anteriormente a esto el labrador era quien llevaba la harina al horno y el panadero se encargaba de hacer el pan y cocerlo y era por ese servicio por el que cobraba La gente llevaba una cantidad de harina y todo el pan que salía se lo llevaba a su casa. Duraba muchos días guardado en arcas forradas de tela, pero como se funcionaba con el préstamo se comía reciente más veces de las que se cocía pagando todo el día que se iba a cocer.

Un dicho popular: Bendito sea Dios que en casa cocemos y de treinta panes cuarenta debemos.

Fábrica de Mosaicos

Allá por los años 40 los hermanos Félix y Anastasio Zapatero ponen en marcha la Fabrica de mosaicos. La actividad  propiamente dicha comienza en El Almacén, trasladándose después a la Calle las Almireces. Son muchas las viviendas de nuestro pueblo que aún conservan los mosaicos en sus portales, en las salas italianas,..Incluso en la Ermita del Cristo del Amparo.  La elaboración de los mosaicos no era una técnica muy complicada, pero sí muy entretenida. Sus materiales eran arena, cemento, agua, cremas de distintos colores y varios moldes para los distintos diseños que eran vendidos en Cisneros y comarca de tierra de Campos.

No nos extendemos más porque Rodrigo nos relatará él más en profundidad.

Fábrica de Gaseosas La Campesina

Alrededor del año 1940 la familia Zapatero González  comienza con la puesta en marcha de la fábrica que mantendrán abierta hasta 1973. Comercializan el agua carbónica  bajo la marca la flor Campesina, haciendo gala de la tierra de campos en la que está localizado Cisneros, con el anagrama impreso de una flor tan común en esta tierra como es la amapola.

Llegaron a producir hasta 200 cajas al día, y teniendo en cuenta que la gaseosa estaba relacionada con alguna celebración era una producción más que considerable, aunque también se utilizaba para engañar un poco el sabor del vino de cosecha casera que se había picado. El precio al consumidor era media peseta, se fue incrementando, llegando a ser de una peseta la botella. Para el reparto se utilizaba al principio un carro, luego llegó el isocarro y finalmente una furgoneta. Tres días a la semana  era en Cisneros y el resto en los pueblos de alrededor.

El mayor problema al que se enfrentaban era la falta de  una red de abastecimiento en Cisneros,  siendo éste el componente esencial para la fabricación, tenían  que traer el agua de las distintas fuentes .

También se embarcaron en la producción de helados.

En el número 14 de la revista del Pozo bueno hay un artículo muy documentado de esta fábrica escrito por Juan  Mª Alonso Marín  al que os remitimos

La Posada

La hereda Petronila Aguado de sus padres,  enviuda y se casa con un arriero que se llama Cesáreo Conde, con el que regentará la Posada. Se queda viuda otra vez, pero ella continua con el negocio familiar. Este negocio es pasado a Hermógenes, que junto a su mujer Juliana, la mantendrán abierta hasta aproximadamente el año 1950.

Era tiempo en donde los arrieros que veían de Toro con sus carros llenos de perillos, uvas, manzanas,  y necesitaban guardar los carros, hacer noche, y continuar su viaje hacía los pueblos de la montaña palentina. A su regreso volverán a visitar la Posada.

Otros huéspedes que se repetían cada año eran los trilleros, que acompañados con toda su familia se acercaban por la feria de Villada con trillos para su venta. Aprovechaban su estancia para afilar y empedrar los trillos particulares y ponerles apunto para la trilla. Confeccionaban otros aperos como eran las cribas que luego vendían a los labradores. En los portales de la posada ponían en agua las pieles de las mulas.

Otras visitas que llegaban eran la cruadilla de mujeres que llegaban de Portugal, acompañadas de un hombre, y que luego de descargar sus carros, iban con los fardeles de ropa para la casa encima de sus cabezas. También los afiladores, los cacharreros que traían toda la mercancía, teniendo la posada como el lugar donde regresas al final de cada jornada y hacer acopio de la mercancía, recargando el carro listo para salir a otro pueblo al día siguiente.

El declive comienza con la llegada de los vehículos, porque ya los mercaderes no tenían que guardar sus carros llenos de mercancía y las distancias se acortaron pudiendo hacer los viajes en el día.

El Alambique

La palabra alambique es un vocablo de os muchos que nos aportaron los árabes que enriquecieron  nuestro vocabulario, y como en nuestro caso, nuestro patrimonio artístico.

Es un instrumento de metal que se utiliza para la evaporación y posterior condensación de los alcoholes de diferentes mezclas. Se fabrican en cobre, dando ese color caldera característico de los alambiques más antiguos, hoy en día existen de distintas aleaciones o acero inoxidable.

Fue comprado por Jesús Villamuza a Pedro Gómez el Pardo de la Seca

Estuvo en funcionamiento desde 1921 hasta 1971.

La primera caldera tenía 1200 litros de capacidad y la cocción de orujo duraba 18 horas. Después se adaptaron dos calderines de 300litros cada uno.

La adquisición del alambique fue añadido a las actividades comerciales que la familia villamuza ya administraba.

Los habitantes de la época tenían muchos majuelos, y desechaban el hollejo, al ver desperdiciada la materia prima del orujo, se quiso aprovechar, destilándolo y fue allí que se creó el proyecto de adquirir un alambique de gran capacidad para la creación de orujo. Se comercializaba en Cisneros y comarca.

Al ser el hollejo aportado por los habitantes de la localidad, se realizaba un trueque , práctica común en aquellas épocas.

El hollejo recolectado se almacenaba en los lagares.

Hoy su nieto, también llamado Jesús Villamuza, en honor de esa actividad empresarial de la familia, ha puesto al bar que regenta ese mismo nombre del Alambique.

Carretero y Carpintero

La empresa la funda Heliodoro Blanco Seco. Está ubicada en la Calle mayor,25

Se dedican hacer carros y arreglar los aperos de labranza. Además complementaban con una

fragua donde podían forjar el hierro necesario para montar los aros de las ruedas de los carros, entre otras cosas.

Las  puertas traseras siempre estaban abiertas y era lugar de encuentro para los labradores de la época. Algo parecido a lo que después fue el almacén.

La hereda Julio Blanco y como ya los carros quedan van quedando en deshuso , la va transformando en carpintería.  Carpintería que se cierra aproximadamente  en el año 77.

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