San Juan de Ortega
El día 2 de junio se celebra la fiesta de San Juan Ortega que tiene lugar en la ermita del Santo Cristo de Arenillas. Este sitio es un despoblado; en la ermita se veneran un Cristo que una vez fue encontrado enterrado en los campos, y a San Juan de Ortega, un romero, peregrino del Camino De Santiago. La ermita tiene la particularidad de pertenecer a la vecina población de Mazuecos de Valdeginate, aún cuando está situada dentro de la jurisdicción de Cisneros.
Según cuenta la leyenda, sin sustento documental que la apoye, los hermanos que labraban el campo, sacaron a la luz con el arado una imagen antigua de Jesús Crucificado, abandonada allí desde la época de los musulmanes. Surgió entre ellos la disputa de a qué pueblo la llevarían, pues uno de ellos vivía en Cisneros y el otro en Mazuecos, originándose así una rivalidad entre ambas villas aún después de haberse decidido que se construiría una ermita ad hoc en el sitio del hallazgo.
Entre cisnes y mazos hay un Cristo enterrado
En 1742, con motivo de la fiesta del Santo Cristo, tuvo lugar un gran altercado entre los vecinos de ambas villas que terminó en batalla campal a garrotazos, en la que los de Cisneros llevaron la peor parte y , por propia confesión, el castigo para los de Mazuecos, incluso los más osados, fue apenas un leve regaño. Al parecer todo surgió por el enfrentamiento del párroco de Mazuecos con unos de Cisneros que estaban presentes y habían insultado y faltado el respeto a los actos religiosos. Estos, sin desmentir la versión, alegaron que habían sido apenas once de ellos, agredidos por una turba de 200 o más hombres, prevenidos y armados y que era natural el leve castigo de los culpables puesto que había intervenido en su favor el Obispo de Palencia.
Esto no quedó allí y las diligencias de los agraviados ante el Consejo Real de Castilla consiguieron que éste dictara una petición para el Fiscal de su Majestad instándolo a que sentenciara en este asunto en forma definitiva. Así, el 12 de septiembre de 1758, por mano de d. Francisco de Maza y Linares, se emitió en Madrid la prohibición de venta y exención jurisdicción de dicho término, en vista de que no se conocía la cantidad de tierra en disputa y de que había sido Mazuecos quien había provocado los lances ocurridos. Se le pedía al Consejo Real de Castilla que retuviera los papeles de la Cámara de su Majestad y que se mantuviera a la villa de Cisneros en posesión quieta y pacífica del dicho término, imponiendo a la de Mazuecos el perpetuo silencio.