Palabras Olvidadas

Palabras Olvidadas o moribundas


Acerico

Del dim. de *hazero ‘almohada’, y este del lat. vulg. *faciarius, der. de facies ‘cara1’.

  1. m. Almohadilla que sirve para clavar en ella alfileres o agujas.
  2. m. p.us. Almohada pequeña que se pone sobre las otras grandes de la cama para mayor comodidad.

El primer significado que nos da la RAE es también el que usamos en nuestro pueblo. El acerico era y es, aunque últimamente menos utilizado, una almohadilla de tela, generalmente fieltro, con mullida y rellena de trapos, serrín o arena donde se prendían los alfileres y agujas para que no se perdieran. Los sastres, modistas y mujeres que los usaban mucho se los prendían a las batas en la parte alta del tórax o en el brazo izquierdo si eran diestros o diestras para que les facilitase el trabajo de clavar, prender o en su caso guardar los alfileres y las agujas. Hoy sirven como elemento decorativo o accesorio. Son muchas las formas y las telas utilizadas en su elaboración así como las formas dadas, ya no tiene la forma exclusiva de un cojín.


 

Adil

AdilEs una de las muchas palabras, que nos dejaron los árabes, tras su paso por la península. Para estos, el significado es de justicia y equidad. Así, al Sultán Al-adil, se le conoce como el gobernante justo. Se utiliza comúnmente como nombre o apellido. Famoso por su pareja ( Pamela Anderson ) es el futbolista francés Adil Rami. Para nosotros es otra cosa. Felipe Lorenzo del Rio, cuando se plantea poner nombre a su blog, sobre el mundo agrario leonés, busca algo autóctono y lo encuentra en la palabra ADIL. La coloca como palabra puramente leonesa, aunque también se usa en Asturias y por estos lares. Nos cuenta que en el lenguaje alistano-sanabrés, significa estar de barbecho.

Está de adil, el terreno que ha dejado de sembrarse por más de un año. También se conoce como adil al baldío improductivo, en ocasiones, provocado por la orografía del lugar, haciendo imposible para los animales, la realización de las tareas propias del campo.

Recuerdo a nuestros mayores que, por comparación, para calificar y justificar la escasa producción de una parcela decían:

“Sí es que es un adil”

 


 

Andorga

Expresión burlesca y jocosa, para referirse al vientre, barriga, panza, tripa o mondongo.

Parece ser que proviene de los vocablos

Andullo: (del latín, Inductilia) hoja grande de papel u otro material, que se usaba para envolver. En Cuba se refieren a la hoja de tabaco procesada para mascar, que nada tiene que ver con otro tipo de hojas que mascan en Bolivia.

Pandorga: (del latín, Pandurica) en Colombia es una broma y en Ciudad Real, la Fiesta grande que celebra el fin de la cosecha, el 31 de julio. Tal día como ese, en el siglo XVI, el Señor de la Tierra, dicen que visitaba sus campos y a sus trabajadores, y de manera conjunta, ofrendaban el fruto recogido a su Patrona, la Virgen del Prado.

Y digo yo, que por ahí anda la conexión con andorga (dando por hecho, que ese día, se comía bien), aunque se me presenta una disyuntiva: ¿se refiere a la andorga del Señor, redonda y abultada, que dicho queda, venía para dar gracias a la Virgen y a por alguna otra cosilla más mundana?, ¿o se refiere a la de los campesinos, afilada como la navaja del barbero?.

No es de extrañar, lo que en algún sitio oí de estos lugareños: “tuvieron que llenar la andorga con sierpes (brotes nuevos que crecen en el pie del tronco) y hormigas”. Tal vez por ello, en otro lugar se recoge: “sentían unos terribles dolores en la andorga, quizás era una indigestión”

No recuerdo la procedencia de esta historia, pero así me la contaron los mayores:

Sentáronse a la mesa, alrededor de una descomunal olla de garbanzos, y pusiéronse manos a la obra. Tal era el hambre, y tales fueron el ansia y las ganas que le dedicaron, que después de dar buena cuenta de la legumbre, sintieron un enorme empacho en la andorga. Y no fue esto lo malo, lo peor es que se les juntó el empacho con el llanto, cuando la ventera, sacó un hermoso pollo de corral estofado, que no pudieron probar, por llenar salvajemente la andorga, “más con los ojos que con el papo”.


 

Atambores

Toca escribir sobre una palabra que no aparece en diccionario alguno, tampoco en el palentino, circunstancia que convierte la tarea en reto o desafío.

Para empezar, las crónicas históricas nos aportan un buen punto de partida, cuentan estas que Almanzor, o, por poner su nombre de pila, –أبو عامر محمد بن أبي عامر ابن عبد الله المعافري perdió el atambor en Catalañazor. Es un dicho que se asocia a una batalla ocurrida en el año 1002, y que quiere significar que el caudillo musulmán perdió la batalla, y con ella la alegría, yendo a partir de entonces en picado. El atambor era un instrumento que acompañaba a los ejércitos causando tal ruido y estruendo que animaba a los suyos, al tiempo que desconcertaba y confundía al enemigo. Hasta aquí la crónica.

A partir de aquí la elucubración se mezcla con el rigor, lo imaginado con lo vivido. Ganaron los cristianos, y como vencedores hicieron lo que les pareció, y les pareció que sonaba mejor tambor que atambor.

Teniendo en cuenta nuestra historia, es muy probable que en tiempos de Almanzor por estos pagos se oyese algún atambor, lo que es seguro, lo sabemos porque lo hemos vivido, es que es que el tambor, la caja o el tamboril han estado presentes en nuestras vidas. Sus redobles era preludio de aquellos bandos municipales que se pregonaban por las esquinas del pueblo (uno muy famoso era el del 17 de julio, advirtiendo que el 18 era fiesta), el tamborileo del mediodía del 7 de septiembre… cuántos recuerdos ¡ESE TAMBOR ESTÁ A LA SUBIDA DEL AYUNTAMIENTO!

Pero esta página no va del tambor, lo que nos interesa son los atambores, lo que sugiere volver a los tiempos de Almanzor. Sabemos, que musulmanes e hispanos convivieron, y que aquella unión nos ha legado una herencia en la que destaca el mudéjar, pero además de las yeserías, cerámicas y artesonados, los árabes nos dejaron muchas palabras que forman parte de nuestro vocabulario: aceite, alcalde, alfombra – no fombra – azúcar, noria, en fin, una larga lista.

Cisneros, ha conservado una de esas palabras, para advertir “no me vengas con atambores”, o “no te metas en atambores”. Fuera, pocos saben lo que significa, pueden hacer la prueba, pero los de aquí sabemos los peligros que tiene los atambores, los líos y los jaleos.


Azumbre

Azumbre(Del árabe “tumn”, octava parte, de “tamaya,” ocho). El Azumbre es una antigua unidad de medida para el volumen de líquidos, utilizado comúnmente y casi en exclusividad para el vino. En Cisneros su equivalencia era de 2,05 litros

El azumbre estaba dividido en cuatro cuartillos o dieciséis copas. Ocho azumbres formaban  una cántara o arroba mayor, y dos azumbres una cuartilla.

«Una vieja y un viejo junto a la lumbre, un trago y otro trago, cayó el azumbre» (Dicho popular castellano).

Azumbrado.  Figurado,  Borracho.

Con medida lo bebo -replicó el negro-: aquí tengo un jarro que cabe una azumbre justa y cabal; éste me llenan las esclavas, sin que mi amo lo sepa, y el despensero, a solapo, me trae una botilla, que también cabe justas dos azumbres, con que se suplen las faltas del jarro.»

Miguel de Cervantes Saavedra



Badaliso

No he encontrado ninguna entrada en el diccionario de la RAE ni escrito badaliso ni vadaliso. Tampoco en internet conocen la palabra, y lo más próximo es el apellido Valdaliso.

En Cisneros la he oído bastante, había conversaciones típicas de cotilleo comentando la escasez de medios de alguna familia o la descuidada vestimenta: “Madre mía como iba ese, llevaba una camisa remendada por los codos y la pechera…casi era trasparente, al mínimo enganche ya no se hace un siete, se hace un catorce. Imposible coserla ni remendarla por lo fina que es. Badalisa, badalisa que no vale ni para trapo del polvo.”

O el ama de casa reguñendo a algún miembro de la familia: “Pero otra vez te has puesto esos pantalones, que dan vergüenza de lo desgastados que los tienes de tanto uso y tanto lavarlos, que no aguantan ni un lavado más, que he tenido miedo de que se rompieran al pasarles el jabón de lo badalisos que están.

Badaliso

Una definición bastante ajustada es la que da la RAE para raído.

raído, da

Del part. de raer.

  1. adj. Dicho de una prenda o de un tejido: Muy gastado por el uso, sin llegar a estar roto.

En la moda llaman pantalones raídos a estos tan extendidos pero no los llamaríamos badalisos, sino rotos.


 

Badil

Según el diccionario de la RAE, la definición de la palabra badil es la siguiente:

Del lat. batillum.

  1. Paleta de hierro o de otro metal, para mover y recoger la lumbre en las chimeneas y braseros.

En Cisneros las palabra badil hace referencia al utensilio que se utilizaba para mover la paja y los troncos de leña que eran quemados en la gloria o la trébede, medios que servían en las casas para calentar. En el pueblo de Cisneros había tres modalidades de este utensilio con un uso específico de cada uno:

El badil era una barra de hierro terminada en punta, que servía para mover la ceniza y dar más fuerza al fuego o “reavivarlo”. En algunos casos la punta finalizaba enroscada a modo de espiral. El badil utilizado para remover las cenizas en el horno de pan era llamado “Algunero”.

La palilla era otro utensilio utilizado al igual que el badil para poner la lumbre pero a diferencia de éste no termina en punta, sino en una superficie plana. Una vez quemada la paja se aplastaba con la palilla para que durase más el calor. Al terminar en la superficie plana, descrita anteriormente, permitía sacar cualquier alimento que se hubiera metido a cocer, un ejemplo de esto, las patatas asadas. Con este instrumento se las iba golpeando para saber si estaban hechas.  Un dicho derivado de la palilla y que hoy está en desuso, no solo por el paso del tiempo sino por el significado violento de la expresión… “Te voy a dar un palillazo”.

El tentemozo aunque figuradamente es la persona que va erguida, los tentemozos eran los palos que colgaban de las varas del carro y servían de sujeción para que no cayeran hacia adelante. El significado válido para nosotros es el de un instrumento de madera, a diferencia de la palilla y el badil que eran de metal, que se usaba para sacar la ceniza o cernada de la gloria y la trébede. Este utensilio era de mango largo y permitía sacar la cernada que estaba más alejada.  También llamado matagatos.


Balde

BaldeRecipiente para agua más ancho que un caldero o herrada. Antiguamente era de cinc. Hoy es de plástico. Tiene dos asas a ambos lados. Se empleaba para llevar agua y también para llevar la  ropa a lavar a la Huerga o al Pozo Bueno. Si el balde era grande, servía para bañar a los niños pequeños y los pies a los mayores. En algún sitio aparece con (valde).

Otros significados de Balde: Gratuitamente, sin coste alguno, “Esto me salidos de balde”; en vano, sin motivo, sin causa; “he hecho un viaje en balde”. Estar de más, estar ocioso “estoy de balde”


Cabás

Consultado el diccionario de la RAE el cabás tiene tres significados:

  1. m. Sera pequeña, esportilla o cestillo para llevar la compra.
  2. m. Especie de cartera en forma de caja o pequeño baúl, con asa, usada para llevar al colegio libros ymaterial escolar.
  3. m. Maletín pequeño.

 En nuestro pueblo estos tres significados están relacionados entre sí. El mismo cabás podía servir para llevar compra, como maletín para llevar a la escuela. Puesto que el uso más generalizado en nuestro pueblo es el de maletín escolar o antigua cartera que llevaban los niños y niñas a la escuela para guardar los utensilios propiamente escolares: pizarra, pizarrines, lapiceros, cuadernos, gomas, enciclopedias y más tarde libros. También se guardaba el vaso para tomar la leche en polvo que se distribuyó durante un tiempo en las escuelas.

La forma era como un maletín pequeño, generalmente de madera aunque también podía ser de cartón. Estaba decorado con pintura e incluso forrado con tela, en algunos casos sobre la madera labrado el nombre del dueño. En algunos pequeños incidentes entre iguales podía ser utilizado como arma de defensa ”Me ha pegado con el cabás”.


 

Cachapera

Según San Google, en el dialecto de Valladolid, significa, choza  pequeña  hecha con ramaje. En este caso, el dialecto de Cisneros coincide con el de Valladolid, aunque aquí, nos gusta más decir, ramuja.

Teníamos cachaperas por todo el alrededor del pueblo; en las eras para refugio y guarda de utensilios de labranza y en las márgenes del rio, como cachaperas de huerta, más tarde casetas y hoy nada. Desde una vista aérea, podrían parecer grandes boletus diseminados en un pueblo de Nomos.

Con estas premisas y por extensión, estamos autorizados, a llamar cachaperas, (así las consideraban algunos mayores) a muchas de las viviendas, que ocuparon nuestros abuelos y anteriores, hasta los años 50 del siglo XX. Habitáculos de no más de 20m2, en los que una sala multiusos y una alcoba contigua, ocupada al completo por un camastro, se confundían con lo que conocemos por casas. Añadámosle unos cuantos churumbeles, y la perplejidad será extrema. ¿ Cómo podían vivir?. Para las nuevas generaciones, toda una incógnita, aunque aún hay supervivientes que lo cuentan en primera persona.

¿ Y de la  techumbre? ¿ Has visto el nido de la cigüeña? Allí hay de todo: palos, trapos, vedijas, cuerdas…así eran nuestros tejados. Cestos inservibles de la vendimia, trozos de la estera del portal, mimbre de las carguillas…y los ramos del chopo, cortados en primavera, porque las hojas, hacían muy bien la función de cierre para el aislamiento y el asiento de la teja.

Recuerdo a mi abuela, llamando cachapera al reducido y ruinoso hábitat del cerdo, un cerdo de año, que en julio se ponía de cara al cuezo, para no morir de hambruna, porque a partir de ahí ya no podía darse la vuelta.

Así es que cabe pensar, que la cachapera rústica es hija de la urbana, o quizás, fue un fenómeno arquitectónico único.


Cántara

CántaraVasija de barro cocido.  medida antigua de capacidad que equivalía a 8 azumbres y 16,133 litros.  Se usaba para vino y equivalía a un garrafón normal. Media cántara equivalía a 7,88 litros. En algunos sitios era de metal y servía para transportar leche.

En Castilla, el moyo eran 16 cántaras o arrobas de vino; la cántara o arroba, 8 azumbres; la azumbre, 4 cuartillos; y el cuartillo, 4 copas; estas mismas medidas se usaban

(Moyo, medida de capacidad para líquidos y granos). El Moyo de Valladolid fue elegido en las Cortes de Sevilla de 1261, como patrón para medir el vino.  En Castilla el Moyo es igual a 16 cántaras, 64 cuartillas, 128 azumbres, 512 cuartillos y 2048 copas. (Fontova, elementos de aritmética, 75). S. Farnés.)


Cántaro

CántaroDel latín “cantharis» Vasija grande de barro cocido, abombada en la porción central, que por la boca o base, para transportar agua de la fuente a casa. (Iban las mozas con el cántaro a la fuente…) y también para contener líquidos: agua o vino, de una o dos asas. Solía tener una capacidad de 16 litros “Tantas veces va el cántaro a la fuente, que deja el asa o la frente »

También se dice: Alma de cántaro. Llover a cántaros. Moza de cántaro…


Cantáridas

(Le han curado las cantáridas)

En Cisneros tenemos datado allá por el siglo XIX que los médicos aplicaban la Cantárida en un emplasto sobre el pecho del enfermo para curar la tosferina, bronquitis y otras inflamaciones. “Le han curado las cantáridas”, se decía

CantáridaLas cantáridas son unos escarabajos de intenso color verde oscuro brillante, que alcanza de 15 a 20 mm de largo, que viven en las ramas de los tilos y, sobre todo, de los fresnos, y que se empleaban en medicina como irritante.  Lytta Vescicatoria es su nombre culto, aunque también se las llama “mosca española” y parece que con su alusión patriótica es  más fácil  recordar a este insecto coleóptero (que no mosca)

Al compuesto químico que se obtiene desecando y pulverizando su cuerpo se le denomina “cantaridina” y tiene un olor intenso y muy desagradable. Este compuesto produce una intensa inflamación y vasodilatación por lo que se utilizó en el tratamiento de bronquitis y otras inflamaciones. “Le han curados las cantáridas”.se decía.

Consumida por vía oral produce irritaciones en el aparato urinario y la erección del pene. Por esa razón, erróneamente se creía que se trataba de un afrodisíaco. Las facultades vigorizantes de «la mosca española» es a nivel sexual, similar al producido por la actual Viagra. Uno de los que lo sabía –según apuntan las propias fuentes de la época– era el Rey Fernando «El católico», que lo empleó junto a los testículos de toro y otros productos presuntamente afrodisíacos con el objeto de engendrar un hijo con su segunda esposa, la joven Germana de Foix. Probablemente fue el abuso de esta sustancia, que en la Italia renacentista había sido también un producto predilecto de envenenadores y conspiradores, lo que acabó por quebrar su estropeada salud. De haber tenido un hijo, Castilla y Aragón habrían quedado desvinculados

«Cantáridas al pecho: males y remedios en el Cisneros de finales del XIX”

María Concepción Hurtado, (Tía Concha) era una mujer soltera, de 39 años, que llevaba una vida tranquila en Cisneros. Tía Concha tenía un gran sentido del deber, como si no habría aceptado, siendo madre de nadie, cuidar a sus ocho sobrinos huérfanos tras la muerte de su hermana Juliana, que fallecería tras dar a al octavo de sus hijos. El viudo de Juliana, fallecería poco después, de pena según dicen y todos ellos quedaron al cuidado de Tía Concha y de su hermano Luis.

Desde Cisneros Concha Hurtado  se dedica a escribir 34 cartas a su sobrina Loreto, que vive en Valencia, relatando los acontecimientos del pueblo y  de su familia y que en 2019 han visto la luz pública.

15 de abril de 1889. “Ya dejó de nevar, pero hace frio, tanto que yo estoy con el abrigo del invierno y los niños sienten frio en el cuarto entarimado que les he tenido que separar de los que tiene los ojos malos y sí que es cierto que estas habitaciones están infestadas pues hasta el perro de Fali está malo.”

Esta casa esta infestada tanto que el sábado llegaron Santiago y Antonio a pasar Semana Santa y el domingo Antonio con ojos malos y tanto que el Martes Santo se le aplicaron cuatro sanguijuelas a las sienes y le paliaron los dolores, pero no puede ir a Palencia, sintiéndolo mucho por lo cerca que están los exámenes. El médico dice que dentro de pocos días ya ira. Luis también les tiene mal y Filomena con Tos ferina, si no es por esos dado a lo disgustada que estoy si que de verdad me marcho hoy a Valencia.

“A Filo la tengo bastante mal de la tos ferina que la hace arrojar la fuerza de la tos, mucha sangre por la boca y eso me tiene disgustada, el médico opina mal de ella pero yo no creo lo que dice.

El 14 de mayo de 1889 escribe “De Filo está mejor, quiere hacerle quedar mal al médico que se empeña en que ha de morir pronto, la tos ya es como la de siempre. No está para salir de casa, a cada paso necesita leche de burra y cantáridas al pecho y no crece nada, está como una tisiquina en último grado.

Por la Dra. Serena Durán sabemos muchos años después que “La joven Filo salió de esta y de hecho se convirtió en profesora para niños con necesidades especiales, en Oviedo. No sabemos si debemos agradecérselo a esos verdes escarabajos, a tía Concha o a los buenos aires de este pueblo.


Caldero

CalderoEra un recipiente de cinc con forma aproximadamente cilíndrica, un poco más ancho por la boca que por el fondo y con un asa superior para poder agarrarlo. Se empleaba, entre otras, para llevar agua de la fuente a casa

De vez en cuando aparecían por el pueblo los componedores o lañadores, unos artesanos que arreglan estos recipientes. (Ver Componedor, lañador. Gobernador)


Chochos

ChochosAltramuz. (lupinus albus)  Planta leguminosa  que produce una semillas , llamadas de la misma manera, de forma semejante a una judía  aplastada . Los frutos de esta leguminosas se obtenían  para hacer harina para el ganado o bien para consumo humano.  En este último caso había que quitarles previamente el amargor sumergiéndoles un tiempo en el agua y añadiéndoles sal.

En mi pueblo los altramuces eran chochos, sin mayores connotaciones. Lo de altramuces ya lo supe cuando era una persona mayor e instruido. Me acuerdo de ellos. Después de muchos años les sigo teniendo identificados en el lugar exacto.  Salvo error e ignorancia esta planta no se sembraba en mi pueblo, ¿de dónde venían? No lo sé. Pertenecian al bar” El Tropezón”, situado en el cruce que hacían las calles que iban al Almacén, ahora se llama Mayor” y la que bajaba de la fábrica de quesos. En la parte trasera o corral del bar estaba la artesa llena de agua y chochos, supongo que a remojo en salmuera.

Recuerdo El tropezón” lleno de gente y con una humareda irrespirable. Debía estar especializado en cacahuetes y chochos que los clientes consumían mientras jugaban a las cartas.  Mi padre, los domingo cuando volvía a casa, nos llevaba un cucurucho de cacahuetes o chochos. (Raices. Historias de Tierra de Campos)


Cobertor

Es el cobertor, y como la propia palabra indica, un pieza textil que viene a cubrir o sea a tapar todo el ajuar de la cama del dormitorio. Es ésta un gran manta de lana, pero con mucho más apresto y recia – a diferencia de las de lana blanca que son un poco más turgentes y algo más mullidas- y de gran tamaño, pues se desparrama por los costados, el piecero y el cabecero. Se echaba cobre la propia manta siendo quedando a la vista y que además de servir de mayor abrigo en los inviernos a modo de colcha rústica o moderno edredón adornaba a su vez, pues de fuertes colores lisos -solían ser azules, encarnadas o verdes en algunas ocasiones- aparecía ribeteaba toda ella de flecos entretejidos de llamativos colores.

De todos conocida es la gran fama de los tejidos y paños recios y duraderos de lana de Palencia y si desde la industrial Astorga y la Maragatería leonesa vinieron en el siglo XIX a aprender los secretos del tejido y confección las mantas hasta el barrio de la Puebla en Palencia capital también los cobertores alcanzaron grande fama en tiempos como nos indica el geógrafo y estadista Larruga:

«No se puede negar que Palencia debe reputarse por la provincia mas industriosa de Castilla; pues sus texidos de estameñas, mantas, cobertores y algún otro artículo de lana llega hasta nuestras Américas»… (Eugenio Larruga.  Memorias políticas y económicas 1794. Provincia de Palencia).

Pero no podemos olvidar y así traemos a colación, el oficio pasado que aprovechaba la la destreza  de las mujeres de Cisneros en el hilado de la lana de cuyos estambres para urdimbre se nutrían las importantes fábrica de Palencia:

«Además de las artes más comunes de la sociedad y la agricultura, se ejerce, especialmente por la cuarta parte del vecindario el trabajo de la lana hilada en cuyo estado se despacha para la gran fábrica de mantas de Palencia, que en su mayoría se sirve de dichos hilados los cuales reportan a la vecindad no pequeñas cantidades»

(Cisneros. Pascual Madoz 1845-1850)

A propósito de estos cobertores recoge el misto geógrafo Pascual Madoz a mediados del XIX que en el cercano lugar de Villanueva del Rebollar donde aún en ese tiempo trabajaban dos telares de lienzos del país y otro de lana se mantenían así mismo tres fábricas (imaginamos que de tipo familiar) dedicadas al tejido «de ligas y flecos de estambres de colores». Estos estambres servirían para el adorno sin duda de los cobertores de media provincia. Los últimos telares tejieron estos cobertores y las bastas estameñas de paño que sirvieron para la confección de los manteos encarnados de nuestras abuelas fueron los telares de Frechilla desaparecidos a medidos del siglo XX.


 

Coger (para los conejos)

La palabra “Coger, significaba buscar comida para los animales de corral, especialmente para los conejos y gallinas  “vete a coger un  poco para los conejos”.  Con un saco y un hocino se iba por los caminos, linderos, riachuelo buscando mielgas, amapolas, alfalfa, veza, dientes de león, achicorias, amapolas dentro de los trigales y otros forrajes.

  • Cogido. El total de hierbas cogidas para los conejos.

Otro trauma más  que añadir  a la infancia.  Al  de ir a respigar por los  rastrojos  y caminos  en el verano, se sumaba, en el resto del año, el  ir a coger para los conejos.  Tenía por aquel entonces la  edad justa, según ellos, para responsabilizarme, en contra de mi voluntad y sin negociación posible, de  buscar comida para los conejos. Era el mediano de los hermanos, los mayores tenían otros quehaceres y los pequeños eran eso, pequeños. Al salir de la Escuela y ante la orden de vete a “coger para los conejos” sin  un por favor, con un cacho pan y una onza de chocolate, sólo una, un saco y un hocino,  me fui por el camino que lleva a los Corrales del Ahorcado. Era una tarde de primavera avanzada. Días antes había visto  en ese mismo lugar un montón de achicorias, mielgas y forraje. Esa tarde habían desaparecido y  aquello parecía un terreno asfaltado. De pronto veo un trigal con amapolas…no,…era  un campo de amapolas dentro de un trigal. Sin pensarlo más, me metí medio agachado y no llevaba dos metros dentro  cuando…

–              He… tú chiguito, que haces ahí, sal ahora mismo.

No me acuerdo exactamente el diálogo que entablamos, bueno, el que entablo él sólo, pero sí   el bofetón, por decirlo finamente,  que me dio sin previo aviso.

La bofetada  se me pasó, la ira todavía la llevo dentro. Me acuerdo del nombre del guarda y no le he perdonado todavía. Inclusive puedo denunciarle  por infringir los derechos del niño, y eso  que seguro que ha prescrito.

                                                                                                              Raíces. Historias de Tierra de Campos.


 

«Cólico Miserere»

Miserere proviene del imperativo latino, que se traduce por “ten piedad”, ¿“misericordia”? Hasta bien mediado el siglo XX, cólico miserere era la abreviatura de lo que actualmente se conoce por oclusión intestinal, apendicitis o peritonitis, cuyo final, a menudo, era la muerte. Tal es así, que cuando el médico daba este diagnóstico, el siguiente paso de la familia, era ir en busca del sacerdote.

¿Por quién tocan las campanas a miserere? Con un repique apropiado para el caso, el cura convocaba a los feligreses, para oficiar un miserere, que básicamente consistía en pedir la curación del enfermo, mediante rezos. Esto se realizaba en la iglesia de San Pedro, ante el Cristo Crucificado de la Buena Muerte, con cofradía incluida. Los más pequeños, solían ser carne de cañón ante esta enfermedad. Rara era la familia que no contaba alguna baja por su causa. Más tarde, la cirugía y los antibióticos, han conseguido controlar esta lacra.

Ángel Fidalgo


Componedor

LAÑADOR.  ESTAÑADOR, HOJALATERO, GOBERNADOR. QUINQUILLEROS

Componedor Artesano que reparaba cacharros de barro, pucheros, calderos, baldes, paraguas, o cualquier objeto esbocicado. (desconchado y golpeado), etc. Se llamaban también lañador, estañador, hojalatero y en algunos sitios de tierra de campos “gobernador”. Solía ser ambulante las más de las veces

ComponedorEstos artesanos usaban la laña, una especie de grapa metálica que ponían para tapar el agujero o reparar los pucheros. “No merece la pena poner unas lañas, está muy escacarillado”. (R. Gordaliza). También hacían pequeños trabajos de hojalatería

QUINQUILLEROS, también conocidos como mercheros. Personas que se dedica al oficio de componedor o estañador. También solían vender quincalla. Estaban considerados como grupo social marginado. Eran por lo general nómadas y recorrían los pueblos en familias. 

Los recuerdos de mi niñez se agolpan en mi cabeza.  Recuerdo las tradiciones y los momentos de múltiples hechos que conformaban y daban sentido y profundidad manifiesta a Cisneros. Con nostalgia puedo evocar todo un conjunto de personajes, símbolos vivientes de actividades hoy desaparecidas, que ha quedado para la historia como testigos del deambular por unos pueblos a los que han dotado de un tipismo costumbrista. Estos personajes tan naturales y frecuentes, ya pertenecen al pasado  y como tal, quiero describir aquellos hechos que nuestra retina retiene (…)  Recuerdo  a unos artesanos digno del mayor elogio, como eran los componedores o lañadores, que arreglaban tanto cerámica como sartenes. (Agustín Díez Cisneros.  Pregón 1995)


Cuartillo

CuartilloVasija de hojalata para líquidos, equivalente a 0,504 litros. Se usaba especialmente para medir la leche y el vino. Dice mi madre que me de un cuartillo de leche.


Escriño

EscriñoDel latín “scrinĭum”. Cesta o canasta en forma de tronco de cono fabricado con paja de centeno o mimbre, cosida con tiras o cáñamo.  Servía para recoger el salvado, grancias, harina o grano, para dar de comer al ganado.

También se usaban, dice Gordaliza, para guardar los panes de una cocedura y evitar que se pusieran duros. Se metían en la alacena.

Escriña. Cesto más grande que el escriño, con capacidad de hasta  200 kgs.  de harina (Tierra de Campos)

Escreño. Cesto grande de paja o mimbre, con forma más antiguo de escriño. Se usaba en la zona norte “Tiene la boca como un escreño.”

EscriñoTambién se llamaba escriño a un cofrecito o caja joyero para guardar joyas u objetos preciosos, papeles y cosas importantes. (Mazuecos)

Virgen de EscriñoVirgen de Escriño. dícese de la imagen de la virgen vestida, a quien sólo se la ve la cabeza y que por dentro tiene armazón de cestería. (tierra de Campos)



En Fárfula

La expresión “en fárfula” deriva del término fárfara, que nos remite a la telilla que reviste interiormente el cascarón de los huevos. Decir que un huevo está en fárfara o en fárfula es lo mismo que decir que ha sido puesto por la gallina sin la cáscara dura externa, todavía no formada. Estos huevos entelados, de los que al trasluz casi podías llegar a ver la yema, son puestos generalmente por pollas (gallinas jóvenes) cuyas glándulas encargadas de generar la cáscara aún no funcionan apropiadamente. Si al ir al ponedero encontramos con frecuencia este tipo de huevos, estamos ante una señal de que debemos preocuparnos por la dieta de nuestras gallinas. El problema es que tienen deficiencia de calcio. A falta de un remedio mejor, una forma artesana de subsanar este problema era ayudarlas con cascarilla, es decir, incorporar a los comederos la misma cáscara de huevo triturada.

Y este proceder no resultaba en absoluto descabellado, sino bastante inteligente. Tal es así que ahora se recomienda la cascara de huevo triturada en la picadora o batidora para múltiples fines, algunos realmente sorprendentes y, en todo caso, “sostenibles” ya que permiten la reutilización de un subproducto que va a la basura. Por ejemplo, el polvo de cáscara de huevo añadido a las comidas (sopas, ensaladas…) y a las bebidas (batidos) es una excelente fuente de calcio; de la misma forma, añadido al esmalte de uñas, contribuye a fortalecerlas.

Por extensión, empleamos la expresión “estar en fárfula” para referirnos a algo sin consistencia, no rematado, “en ciernes”, en equilibrio inestable. Por ejemplo, cuando un carro o un remolque se llenaba sin mucha técnica, y quedaba voluminoso, pero escaso, era fácil oír: “Te está quedando en fárfula”. Vamos, que estaba poco apuntalado. Actualmente, aunque no con extremada frecuencia (en los entornos urbanitas casi nadie la conoce), se sigue utilizando esta expresión. Por ejemplo, para referirse a cómo algunos estudiantes llevan la materia de la que se examinan, se dice “lo llevan en fárfula”o “cogido con alfileres”, expresión, esta última con la que se viene a decir lo mismo, pero que es de uso más común.

Por citar alguna referencia escrita, sirva decir que esta expresión la encontramos en el documento “La musaraña de Pindo. Pronóstico burlesco para el año de 1758” de Francisca de Osorio y Guzmán. Ahí dice el protagonista:

“Tengo una camisa en fárfula, de estopa, de lino y cáñamo; encima, un vestido rústico, almacén de calandrajos”.

Según Luciano López Gutiérrez en el libro en el que analiza el lenguaje de Delibes, “Un paseo por los mundos de Delibes”, esta palabra se puede encuadrar en ese grupo de términos con una estructura fonética que sugiere un significado. Como tintinear, tartamudear o chapotear, palabras en las que podemos encontrar una alianza entre el sonido y aquello a lo que nos remiten. Concretando más, el citado autor indica que las palabras con “efes” (como flojo, fideo, flaco, filfa…) se tornan muy expresivas cuando se refieren a algo endeble, sin consistencia, leve, blando. Tal es el caso de estar “en fárfula”.


Gatera

Según el Diccionario de la RAE, la cuarta acepción de gatera es “agujero hecho en una pared, en un tejado o en una puerta para que puedan entrar o salir los gatos, o con otros fines”. Aunque ahora se venden gateras con bisagras fijadas en una puerta, pared o ventana, o incluso gateras con cerraduras infrarrojas que se abren solamente cuando un dispositivo montado en el cuello del gato transmite el código correcto, antiguamente, las gateras eran un simple agujero realizado toscamente en la puerta o en la pared de casas, pajares o cuadras.

GateraNo obstante, gracias a estos simples agujeros, los gatos entraban en las casas y ejercían de vigilantes por un modesto sueldo (las sobras del pescado o, cuando no había otra cosa, el pan remojado). Mantenían, así, alejados a los roedores de las despensas y de las paneras, además de preservar el sosiego de los habitantes de la casa que se sentían seguros de que no se iban a cruzar con un ratón por la cocina cuando menos lo esperaban.

Pero, además de cumplir con la función de facilitar la vigilancia de la casa, la existencia de la gatera también se puede considerar un premio a la labor del gato, ya que, a cambio de su protección, les permite dar rienda suelta a su personalidad aventurera, disfrutar de su naturaleza felina. Digamos que un gato es, sólo a medias, un animal doméstico. Le gusta alternar la vida en el hogar (reposando, a ser posible, en el sofá o en la cama) con su naturaleza cazadora y pendenciera.

Aún hoy, bien en casas semiabandonadas (o abandonadas del todo), bien en paneras o naves, en las que aún se mantiene esta necesidad de alejar a los roedores, podemos encontrar gateras fácilmente recorriendo Cisneros (foto adjunta).

​A modo de anécdota, podemos contar que en el libro de C. Aydon, «Historias curiosas de la ciencia», se atribuye la invención de la gatera a Isaac Newton. Al sabio no le gustaba dejar su trabajo cada vez que su gata maullaba para entrar y salir de la casa, así que para evitar esta molestia hizo un agujero en la parte inferior de la puerta y así su gatita podía salir a flirtear las veces que quería con sus gatos vecinos.

Dos expresiones muy utilizadas a lo largo del tiempo, y que se siguen escuchando en la actualidad, tanto en Cisneros como en el habla castellana son “dejarse pelos en la gatera” y “entrar/salir por la gatera”. La primera expresión significa que se supera una dificultad o situación de riesgo, pero no de una forma inocua. En el camino se pierde fuerza para afrontar lo que sigue. Es decir, lo que parece una victoria, no lo es tanto si consideramos el coste que supone. Con este significado aparece la expresión en el libro “Amor verdadero” de Jose María Goelbenzu:

“Julieta era tan inocente como espontánea, llamaba la atención tanto por su disposición a la alegría como por su descuido en el decoro, lo que generaba multitud de malentendidos y situaciones apuradas de las que su honestidad, si bien siempre salía triunfante, lo hacía a costa de dejarse pelos en la gatera”.

Es, también, una expresión de plena actualidad entre politólogos y tertulianos, por cuanto los dirigentes de los diferentes partidos políticos con frecuencia toman decisiones que procuran un beneficio electoral, pero con un notable coste en términos de coherencia, es decir, dejándose muchos pelos en la gatera (por querer hacernos comulgar con piedras de molino).

La segunda expresión “entrar/salir por la gatera” alude a la entrada o salida por la puerta de atrás. Recientemente, en la entrega de los Premios Goya, guionistas, maquilladores, directores de producción y otros nominados de los catalogados como “secundarios” se quejaron de tener que “entrar por la gatera” al negársele el acceso a través de la alfombra roja que conduce a la puerta principal.


Hachón

HachónSe llama hachón a una especie de cirio grande o antorcha compuesta de cera virgen con una mecha en su interior. Está colocada a lo largo de un palo cilíndrico largo y resinoso.


Hachero

HacheroHachero: mueblecito de madera pintado de negro con tres baldas horizontales y dos verticales en los extremos. Las baldas horizontales tenían cuatro agujeros para meter por ellos los hachones. Algunos hacheros tenían un cajón anexo a la banda horizontal. Allí se metían las cerillas, velas pequeñas y un trapo para limpiar el hachero. Muchas familias en Cisneros tenían un hachero propio y normalmente permanecían en la iglesia durante varios años.

También los hachones se usaban cuando alguien de la familia fallecía y se ponían en la habitación donde estaba el difunto. Dependiendo la economía de la familia ponía un, dos, tres o cuatro hachones (Miguel Delibes)

El hachero ha sido un artilugio imprescindible durante años en la mayoría de las familias católicas de los Reinos de Castilla y León. Este era un mueble donde colocar las hachas, los cirios, durante la permanencia de la familia en el templo. Era una muestra simbólica de que la familia recibía la luz de Cristo durante la Santa Misa y además era toda una ofrenda hacia la Santa Trinidad, la Virgen y los Santos. Eran de variados tamaños de unos pocos hacheros hasta largos muebles, con cajoneras incluidas, dependiendo de la posición de la familia. Las familias que no podían tener hacheros portaban sus propias palmatorias desde su hogar. Los hacheros normalmente tenían su propia ubicación en las iglesias, repartidos por todo el templo. Y allí esperaban día tras día a que fueran encendidos durante los actos litúrgicos. Y después bien apagados para que no diesen ningún disgusto”. (mforos.com)


HerradaHerrada

Cubo para el agua. Solía ser de madera, con forma de tronco de cono, con aros de hierro alrededor.


Hocino

HocinoHocino era un instrumento de labranza, y cuyo uso y forma era  único en Cisneros. Se empleaba principalmente para escardar. – es decir, arrancar con raíces los cardos y malas hierbas que salían entre en los campos sembrados de trigo y cebada. y para “coger” (1) para los conejos en los caminos ,laderas,  y riberas de  arroyos.

La palabra Hocino, figura en todos diccionarios, pero su significado, uso y forma es  totalmente diferente a  la de la villa de Cisneros. Todos  los diccionarios  consultados dicen:  (instrumento corvo de hierro acerado que se usa para cortar leña y para uso de hortelanos. (RAE) . Especie de hoz pequeña. (Gordaliza). Hoz pequeña para segar legumbres. (Villada). Etc.


Hurmiento

Para la RAE es:

Del lat. fermentum.

  1. m. levadura (‖ masa capaz de fermentar).

Y levadura es:

De levar ‘levantar’.

  1. f. Masa constituida por ciertos hongos unicelulares, capaz de fermentar el cuerpo con que se mezcla. Levadura de cerveza.
  2. f. Hongo unicelular de forma ovoide, que se reproduce por gemación o división, forma cadena y produce enzimas capaces de descomponer diversos cuerpos orgánicos, principalmente los azúcares, en otros más sencillos.

El hongo responsable de este milagro es el Saccharomyces cerevisiae, aunque desconocido para la mayoría es un gran estudiado y utilizado en laboratorios e industrias. Su nombre quiere decir saccharo, azúcar; myces, hongo y cerevisiae, cerveza, conocido como levadura de la cerveza. Es el mismo que hace el vino y el pan. Los resultados de la descomposición de los azúcares son alcohol y dióxido de carbono. En el mosto nos interesa el alcohol dejando que el gas se pierda en el ambiente. En el pan nos interesa el gas que formará los ojos en la masa. En el vino dejamos que convierta todo el azúcar en alcohol. En la masa hay que encontrar un equilibrio, pues una fermentación excesiva produce un pan áspero y matices de sabor desagradables (pan lludo), mientras que una fermentación escasa o nula resultará un pan aplastado, compacto, pan ázimo (puntoso).

Lludo no aparece escrito en ningún sitio, debe ser una deformación en Cisneros de:

LeudarLeudo, da

 Del lat. *levĭtus, por levātus ‘levantado’.1. adj. p. us. Dicho de una masa o de un pan: Fermentado con levadura.

Cuando se amasaba, raramente se convertía todo en pan, siempre sobraba algo de masa que se tapaba con una tela y dejaba que la levadura siguiese fermentando y, sobre todo, reproduciéndose y multiplicando su número para emplearlas en la masa del día siguiente. Ese era el hurmiento en mi casa. Tiene un gran parecido con la actualmente famosa masa madre.

En la literatura podemos encontrar que Antonio Gamoneda en su antología Lengua y herida, 2004, dice:

No penetra los ázimos hurmiento como en las telas de mi corazón mete sus manos la desgracia. Ciego por un rostro mortal, porque sus ojos ya llorasen en mí. Pongo mis labios en la piel del dolor, pero ya es tarde: la paloma del llanto no se


Lamelámpara

La lechuza común, científicamente tyto alba, es el nombre general con el que se designan diversas especies de aves rapaces nocturnas. Aquí, nos vamos a ocupar de una de estas especies, de la tyto alba cisneriensis, también llamada melámpara.

Nada dicen los libros de fauna sobre nuestra especie, silencio que suple, y sobradamente, nuestra cultura popular. Dos teorías explican su significado y características.  No es posible exponerlas con detalle, si vamos a dar cuenta de las ideas más destacadas de una y otra teoría.

La primera, argumentando desde la lingüística y la historia, sostiene que es un error muy grande decir la melámpara, afirman que lo acertado es decir lame – lampara. Apoyándose en la historia, sitúan el origen allá por el siglo XVIII, en la iglesia de San Pedro. Cuentan que, en aquel momento y lugar, se rompió un cristal de la ventana de la sacristía, dato que hasta fechas recientes se podía comprobar, aprovechando nuestra lechuza para colarse en el templo a beber, más bien a lamer, el aceite de las lámparas. Al llegar la noche, cuando en todo el perímetro reinaba el silencio, la hasta entonces lechuza común, aprovechaba la rotura para echarse un sorbito en el altar de San Roque, un chupito en el de San Isidro, y el último culín en el de Santiago.

De lámpara en lámpara, agotando el aceite de las mariposas antes la mirada impotente del perro, de los bueyes y del caballo. A esta melámpara se refería el fabulista Iriarte cuando la hacía decir:

Lámpara, ¡con qué deleite
te chupara yo el aceite,
si tu luz no me ofendiera!

La segunda teoría hunde sus raíces en las creencias, niegan su afición a la bebida, destacando que es ave de mal agüero. Así entendidas, las melámparas tiene una presencia notable en la literatura de todos los tiempos, Ovidio, y de esto hace siglos, decía en su Metamorfosis que era “infausta mensajera de desgracias futuras y presagio funesto para los mortales”, mientras que, más cercano en el tiempo, Shakespeare no se priva en drama alguno de hacerla aparecer, sea junto a la bruja, o, directamente anunciando la muerte. En la misma línea, no pocos de nuestros paisanos temen el sisear de la melámpara, y advierten, cuando la oigas … malo, ponte en los peor. Hay documentados numerosos casos, es decir, con nombres y apellidos, que confirman la teoría, casos en los que saliendo al anochecer la melámpara del campanario, traía como consecuencia inevitable la desgracia.  Uno de los últimos casos fue el  del comercial de la Olivetti, Leonidas García, el respeto a la familia y que el folio se acaba nos impiden entrar en detalle, pero ya se pueden imaginar.

Crédulos, incrédulos, votantes en blanco y abstencionistas, un consejo: contad historias como estas a vuestros hijos, el internet no las va a encontrar.


Dar Morda

Es difícil definir la morda; pero podemos captar su sentido si recordamos cómo la usábamos en Cisneros. Por ejemplo, te presentabas en el corro con una pastilla de chocolate y podías dar morda. Algunos (Historia del Castellano) han afirmado que dar morda es dar envidia a otros por algo que se está comiendo. En Cisneros no era exactamente así. La morda se podía dar con carameros, chocolate, alguna fruta; pero también con un balón o con una peonza más colorida. Y dar morda no era exactamente dar envidia. La envidia genera con frecuencia rencor. Pero este no es el caso de nuestra morda.  En Cisneros la morda estaba alejada de la animosidad o del intento de provocar rencor o humillación. Simplemente era decir “mira lo que tengo”; pero sin ánimo de molestar al amigo. Con ánimo, eso sí, de subirte unos centímetros; de “venirte arriba”, como se dice ahora.

Si el uso está claro, más difícil es determinar de dónde viene el término. En el diccionario de la RAE no existe la morda. El término más cercano es “mordacear” que significa “ablandar, sobar el cuero con mordaza” y que nada tiene que ver con nuestra morda. En latín – de donde procede el 80 por ciento de los términos que usamos- existe “mordeo” (morder) y por eso morda existe en portugués y en italiano como verbo con el significado de morder. También hay en Murcia un riachuelo La Morda. Pero nuestra morda no tiene nada que ver con todas estas mordas; ni con la morda eslovena (tal vez), polaca (jarra) o sueca (asesinato). Los alemanes no tienen morda; los ingleses sí, pero es un pueblo del Reino Unido. Lo más parecido a lo nuestro esta en Túnez, cerca de Kairuan: allí tienen un Dar Morda; pero es un parque y haría falta mucha imaginación para pensar que nuestra morda la trajeron los musulmanes en el siglo VIII.

Así que, mientras no se demuestre lo contrario, podemos suponer que fuimos los de Cisneros (o, como mucho, los de Palencia) los que inventamos la morda y dar morda con ese sentido de “mira lo que tengo”. Pero insisto:  sin ánimo de molestar. Únicamente para darnos un poco de importancia. Como cuando enseñamos a un forastero nuestra iglesia o nuestro pueblo: para darle morda.


Niñomuerto

Tocan a niñomuerto.

Las campanas tañen a niñomuerto.

En Cisneros el toque de campana por la muerte de un niño/niña se decía tocan a niñomuerto. Se solía tocar tanto para anunciar el fallecimiento de la persona, como para acompañar al féretro desde que salía de la iglesia.

Oficialmente la Iglesia Católica lo llama “toque de gloria” se usaba también cuando moría algún niño o niña. Otra sería la muerte de un infante, cuyo entierro se llama un «didan», usando la onomatopeya del sonido de las campanas que tocan en esa ocasión. Y la de las doncellas o jóvenes que mueren a una edad breve y además solteras.

El toque de difuntos, recibe numerosas denominaciones, dependiendo de la zona, tales como toque de difuntos, de clamor, a muerto…

Verdaderamente no es una costumbre de ciertos lugares, sino que se encuentra vigente, de hecho el Rituale Romanum en su capítulo 7 en el conocido como Ordo Sepeliendi Parvulos expresa: In funere parvulorum campanae, si pulsentur, non sono lugubri sed potius festivo pulsari debent21.

Los niños que mueren llevan un ataúd blanco y abundantes flores y rosas. Es expresión de lo que nos dice la fe cristiana, que cuando muere un niño bautizado y sin capacidad de haber podido cometer un pecado, por no haber llegado al uso de razón, es presumible que su alma esté limpia de toda clase de pecado y, por tanto, el ceremonial lo reviste de este colorido festivo, con la seguridad moral de que ha llegado a la gloria de Dios. Los niños y niñas que portan el ataúd también van adornados de flores y ataviados con galanura. La misa que se celebra es la misa de ángelis, y se quita todo aquello que simboliza negrura o terror, y todo es alegría y paz.

 Niño al Cielo

Las campanas de la iglesia tañeron a muerto, tocaban a muerto de niño, …talan, talan, talin, tom.. talín. talán, tom..   campanadas de gloria, decían que eran, una mezcla de alegría por la creencia de una vida mejor y la de tristeza por el hecho de la muerte en sí misma. ¡Qué insistencia en subirte a una vida mejor, si no conoces otra!

– Pero ¿qué chiguito se ha muerto?-. Preguntaron varias vecinas saliendo a las puertas de sus casas.

– El de la Juliana Lavapollos, el que nació hace quince días.

-.Otro para el Valle de “Josefá”, farfulló Zacarias,   que pasaba en ese momento  por la calle camino del corral.

Y sin mayor importancia que darle al asunto e indiferentes al dolor de la familia,  volvieron a  meterse en sus casas y a sus quehaceres que hace mucho frío. Si se tiene que morir que se muera y que le entierren. Después de todo ya se harán más.


Pájaros nuevos

(No llegar a pájaros nuevos)

A finales del siglo XIX era frecuente que casi la mitad de los nacidos falleciera antes de cumplir su décimo cumpleaños. De estos, prácticamente un 80% fallecían víctimas de enfermedades de carácter infeccioso.

El médico de Cisneros, según carta escrita por María Concepción Hurtado de Cisneros y dirigida a su sobrina de Valencia escribe lo siguiente:

“A Filo la tengo bastante mal de la tos ferina que la hace arrojar la fuerza de la tos, mucha sangre por la boca y eso me tiene disgustada, el médico opina mal de ella pero yo no creo lo que dice. Se empeña que no llegará a “pájaros nuevos”.  La carta está fecha a mediados de abril de 1889, es decir el diagnóstico de médico, solo le da varios meses de vida no llegará a finales de junio/julio, época que nacen los pájaros en tierra de campos. En la carta siguiente María Concepción escribe “De Filo está mejor, quiere hacerle quedar mal al médico que se empeña en que ha de morir pronto”,

BAUTIZAR AL CHIGUITO PARA QUE VAYA AL CIELO

En la madrugada de 18 de enero de 1943, mi padre aporreo la puerta de la casa del médico. Quince minutos después entraban en mi casa después llegaron los dos a mi casa. Me tocó la barriga, mi auscultó con su fonógrafo   y sin saber el  porqué , ni las causas,  fui desahuciado por Don Luciano,  y lo mejor que podían hacer por mí, según sus únicas y exactas palabras fueron:

         “, hay  que bautizar  a este chiguito lo más urgentemente posible”

No dio más explicaciones, y mis padres tampoco se atrevieron a pedírselas. ¿Para qué?, entendieron que me moría y ante este hecho da igual los motivos. El conocimiento de lo que me pasaba no iba a curarme. La ciencia médica tiene sus misterios y los médicos deben preservarla. Además, esta misma situación ya había sido vivida por mi familia unos años antes, y tampoco preguntaron. No era  costumbre, así eran las cosas.


 

Pánfilo

Aprovechando la libertad de enfoque con que se concibe esta empresa, al llegar al término que ahora nos ocupa, se opta por el enfoque histórico. Se propone una mirada que, partiendo del pasado de los pánfilos, nos permite conocer algo de su presente y, si es caso, aventurarnos a imaginar su futuro.

El ayer más remoto, los documentos más antiguos permiten fechar a los primeros pánfilos en la Grecia antigua, nos estamos remontando unos mil años antes de Cristo, el primer pánfilo surgió de la unión de dos palabras: pan y philo, significando amigo de todos. Tras la unión de las palabras, la unión de los cuerpos y así, de Egimio y de una madre cuyo nombre no recoge la historia, nació el primer Pánfilo de carne y hueso, quien, pese al significado del nombre, no tuvo problema en invadir el Peloponeso.

Fueron años y siglos en los que ser pánfilo hacía curriculum, siendo numerosos los que llegaron a ser obispos y hasta santos. Por el santoral sabemos que la ciudad de Cesarea tuvo su santo Pánfilo, del mismo modo que lo tuvieron Roma, Capua y hasta Sulmona.  No sólo en la carrera eclesiástica brillaron, también destacaron en disciplinas como gramática, escritura, pintura, imprenta, política, letras, leyes, humanismo, y hasta hubo un conquistados que fue gobernador de Florida allá por año 1470, hablamos de Pánfilo de Narváez. Por cuestiones de espacio, la lista se cierra aquí, sirvan los citados como ejemplo de un tiempo en el que ser pánfilo decía mucho y bien.

Luego, ya lo sabemos, la cosa cambio, y ser pánfilo no estaba bien visto. ¿Qué paso? Difícil saberlo, se ha investigado, se han dado explicaciones muy diversas, pero … no está claro. Hay quien dice, con un fundamento muy discutible, que el cambio hay que situarle a finales del siglo XVI, época en la que se sitúa un hecho notorio, como sin duda lo fue la unión de la familia de los Ténteles con los coñines. Dicen, y algo de fundamento puede tener, que él, haciendo honor al apellido de la familia se quedó, quieto parao, ella, que era la coñina pequeña, pues tampoco aportó gran cosa. ¿El resultado? un panfilin.

Décadas después, concretamente en 1713, se crea la Real Academia de la Lengua Española, y los académicos atentos a lo que estaba pasando dijeron que pánfilo venía a significar: muy pausado, desidioso, flojo y tardo en obrar. Siglos después, en 1966, María Moliner, ya rodado el termino con los años de experiencia, aclara que pánfilo es la persona que se deja engañar fácilmente, la persona que no comprende, que no se da cuenta de las cosas y lo muestra así en su gesto y actitud parada. Como se ve, la rama de los ténteles seguía pesando.

Si larga era la lista en la antigüedad, ahora, que somos más en el mundo, la lista sería inacabable. La pregunta es ¿Volverán los pánfilos a ser lo que fueron? La respuesta es una incógnita. Algunos sociólogos y politólogos se muestran confiados, alegan que las políticas inclusivas y la apuesta por las cuotas de género, necesariamente han de traer la aparición de pánfilas, confiando en que la suma de los unos y las otras, es decir, de pánfilos y pánfilas, devuelvan a la palabra el esplendor que en tiempos tuvo.


 

Pena Negra

(Murió de pena negra)

Posiblemente en Cisneros desconocían las causas médicas y las palabras adecuadas, como por ejemplo depresión, pero si los efectos y síntomas de cuando se   decía de una persona que había muerto de pena negra.

Ejemplos hay varios en Cisneros. La muerte de pena negra de una joven porque su novio la dejó por otra, después de estar ennoviados durante varios años. También un padre murió por esta causa por la pérdida de su hija fallecida repentinamente, y un marido que murió de pena apenas   unos meses después que muriera su mujer.

 No existe una definición exacta de Pena negra, pero mayormente se refiere a una tristeza profunda, que entraba por ciertas causas y los síntomas eran los de la depresión.  Una pérdida, un trauma, una situación que atormenta y padece una persona hasta tal punto que la puede llevar a la muerte, sin causa médica que lo justifique.

Desde el punto de vista etimológico, «pena negra» está muy próxima a «melancolía». Del griego μέλας, μέλανος, ‘negro’, y χολία, ‘bilis’: tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada

¿Puede ser tan grande el dolor emocional que acabemos muriendo de pena? Parece ser que sí.  Se trata de una mala muerte. Un final cruel, reservado, eso sí, a quienes han tenido la fortuna de amar con pasión, sin medida. Una pérdida de un ser querido, un trauma, una situación que nos atormenta… son experiencias que nos pueden poner contra las cuerdas. Según diferentes estudios científicos es físicamente viable morir de pena. Es posible que la vida se vaya apagando poco a poco hasta fundirse a negro

Cuando yo era niño.

Cuando yo era niño, allá por los años 50 del siglo veinte, oí una vez “………..se ha muerto de pena negra”. Mi curiosidad por aquel entonces era prácticamente nula y nunca pregunte que qué era eso, pero si se me grabó la palabra

Seguramente, si lo hubiera hecho, me habrían contestado

 -Que va a ser, que se ha muerto de pena negra. Anda vete a jugar a la calle

Yo, como el Isidoro, el protagonista de la novela de Miguel Delibes “Viejas historia de Castilla la Vieja”, me fui del pueblo con diez años a los frailes a estudiar y siempre lleve en mi cabeza la palabra pena negra.

Ya con 22 años, trabajando en Barcelona, dije aquella frase que el Isidoro no se atrevía a pronunciar “Allá en mi pueblo había gente que se moría de pena negra”

El cachondeo y las risas fueron unánimes.  “Esa enfermedad no existe, decían, nadie se muere de pena negra, ya sois antiguos en vuestro pueblo.   Intenté explicarles las causas de la muerte, pero fue inútil convencerlos, así que me callé para evitar que me llamaran “el  pena negra” y  nunca más dije “allá en mi pueblo…”

Romance de la pena negra  ¿Tiene raíces gitanas?

El Romance de la pena negra es un romance escrito en 1928 por Federico García Lorca y es parte del Romancero gitano, una colección de poemas. El romance es un poema característico de la tradición oral, y se populariza en el siglo XV. El Romance de la pena negra es un poema narrativo por algunas razones; cuenta una historia y tiene la palabra «cuando», que es un elemento típico de la narrativa.

El Romance de la pena negra inicia en un momento previo al amanecer, en que los gallos, antes de cantar, picotean el suelo. Con sus picos harán brotar sangre y vida de la tierra, con sus cantos desgarrarán la noche para hacer brotar luz y vida en el cielo. El poema ocurre entre ese instante y el alba. Los ocho primeros versos están poblados por gallos fabulosos y la llegada de Soledad Montoya. Los treinta siguientes son un diálogo entre ella y una voz que no se nombra. Y en los últimos ocho, amanece García Lorca sobre su identificación con la cultura gitana:

ROMANCE DE LA PENA NEGRA (Romancero Gitano)

Las piquetas de los gallos

cavan buscando la aurora,

cuando por el monte oscuro

baja Soledad Montoya.

Cobre amarillo, su carne,

huele a caballo y a sombra.

Yunques ahumados sus pechos,

gimen canciones redondas.

Soledad, ¿por quién preguntas

sin compaña y a estas horas?

Pregunte por quien pregunte,

dime: ¿a ti qué se te importa?

Vengo a buscar lo que busco,

mi alegría y mi persona.

Soledad de mis pesares,

caballo que se desboca,

al fin encuentra la mar

y se lo tragan las olas.

No me recuerdes el mar,

que la pena negra, brota

en las tierras de aceituna

bajo el rumor de las hojas.

¡Soledad, qué pena tienes!

¡Qué pena tan lastimosa!

Lloras zumo de limón

agrio de espera y de boca.

¡Qué pena tan grande! Corro

mi casa como una loca,

mis dos trenzas por el suelo,

de la cocina a la alcoba.

¡Qué pena! Me estoy poniendo

de azabache carne y ropa.

¡Ay, mis camisas de hilo!

¡Ay, mis muslos de amapola!

Soledad: lava tu cuerpo

con agua de las alondras,

y deja tu corazón

en paz, Soledad Montoya.

Por abajo canta el río:

volante de cielo y hojas.

Con flores de calabaza,

la nueva luz se corona.

¡Oh pena de los gitanos!

Pena limpia y siempre sola.

¡Oh pena de cauce oculto

y madrugada remota!


 

Pindio

PindioPindio: muy inclinado.  Palabra que se usaba para decir que una cuesta, una subida, una superficie de terreno inclinado en cuesta  es muy empinado. Que tiene mucha inclinación. Esta cuesta es muy pindia..

Del fondo del zaguán salía otra escalera, más pindia de lo que era corriente.

También se dice Pino. “Está muy pino”

En Cantabria y Castilla y León  se Empinado. En Asturias se usa la palabra pindiu.

La Pedrera Pindia

PindioLa Pedrera Pindia es una gran pedrera de roca conglomerada bien conocida por los montañeros palentinos, situada en la cara noreste del pico Curavacas, un rincón lejano y salvaje de la Montaña Palentina. Es una pedrera muy inclinada rodeada de paredes y corredores donde los montañeros fantasean con escalar esta inhóspita vertiente. El paraje de La Pedrera Pindia es un auténtico festín para los montañeros.

 

 


 

Pitulina

PitulinaLa palabra Pitulina (la) se definía en Cisneros  como el órgano sexual  de un niño desde su nacimiento hasta aproximadamente los tres años.  Se empleaba como apelativo cariñoso referido al miembro viril del niño.  A partir de esa edad se le denominaba pito.  A ver ¿dónde tiene este niño los ojos, y la nariz y la pitulina?  ¡Niño, que se te ve la pitulina!

La palabra “pitulina” no se ha encontrado en ningún Diccionario, ni en el DRAE, María Moliner, ni el de los pueblos cercanos a Cisneros

Otras palabras parecidas

Pirulina.

Tampoco figura en ningún diccionario, pero investigando hemos encontrado lo siguiente:

En la novela “Sin noticias de Gurb” de Eduardo Mendoza (p. 36) un caballero olvidó guardarse la pirulina al salir del excusado.

La pirulina es el pene. Es un término jocoso, infantil.

Pirulina se refiere de manera infantil al pene.


 

Principiar

Principiar empezar o comenzar algo, dar principio a algo, así lo explica la RAE.  Pasar de una cosa de no estar existiendo o haciéndose a  hacerlo. “El libro principia por unas palabras del Génesis”.

 Es una palabra, hoy olvidada, que se usaba en Cisneros en el siglo XIX.  La palabra “principiar”, la tenemos datada en una carta escrita por María Concepción Hurtado a sus sobrinos en 1889 y desde Cisneros.

15 de abril de 1889. “También principiamos a tener corderines, todas las noches viene el pastor diciendo que hay más, y me principiará mi paseo favorito. “Dí a Pepe  que quiero una carta suya larga, que me cuente todo pero no mentir como la revista de toros de antaño. Que a mí me pasa como a las monjas, quiero oír todos los detalles”


Reclinatorio

ReclinatorioEl reclinatorio es un tipo de mueble de rezo previsto sobre todo para el uso privado que se encontraba en las iglesias de Cisneros,  junto a los hacheros

Es una especie de asiento pequeño y bajo de madera ornamental equipado con un pasamanos para apoyarse y una pieza acolchada sobre la que arrodillarse. Los reclinatorios más modestos tienen una base de anea cubierta por un cojín y el apoyabrazos, de madera. Los más ricos tienen tanto la parte inferior como la superior acolchada y tapizada de terciopelo. Algunos tienen la función de sillas que se transforman en reclinatorios plegando el sillín. Parece haber recibido su actual nombre después del siglo XVI.


Tapabocas

Más literal no puede ser el origen de la palabra. El tapabocas es una prenda del vestir invernal, una gran manta de lana tejida en telares manuales en mil diseños y colores -habitualmente de cuadros y listas y en tonos mates, grises, negros, pardos, verdes, azules entreverados del blanco marfil de la lana- que se colocaba algo recogida en pliegue por detrás del cuello y quedaba colgando por la delantera y el pecho casi hasta la rodilla en dos ramadas. Una de ellas se echaba hacia atrás al lado contrario envolviendo el cuello y tapando media cara, de ahí el nombre. Servía en los tiempos fríos para resguardarse por la calle pues era de las pocas pieza de abrigo existentes junto a los mantones de pelo que gastaban las mujeres o las zamarras de los pastores. Una prenda similar pero de mayor tamaño y reciedumbre era la conocida manta de pastor.

Una versión reducida de estos tapabocas se puso de moda a finales del siglo XIX, una pequeña pieza que andando el tiempo pasó a llamarse bufanda y que se suavizó en lanas pero que en los primeros tiempos eran de paño tejido y ocasionalmente una de las caras aterciopelada.

Era un prenda propia de los mozos (aunque como abrigo servía siempre a los hombres de toda edad) pues los jóvenes hasta que no se casaban no podían usar la capa, prenda ésta que solía estrenarse el día de la boda y que luego se usaba también en las cofradías. Andando el tiempo la pelliza de cuello de piel vino a sustituir a tan generosa prenda que durante siglos protegió al hombre de las inclemencias del tiempo.

Al igual que comentamos para el caso de los cobertores, las fábricas de Fechilla y las de Sahagún (León) surtieron de estas prendas a los paisanos de nuestros pueblos, lo mismo que tejían otras piezas propias del arreo del trabajo, que necesitaban ser duraderas para aguantar -como eran estos tapabocas- o las alforjas de las que Villada destacó especialmente en sus telares con fama regional hasta mediados del XIX.


 

Tocas

Según el Diccionario de la RAE, TOCA tiene las cuatro acepciones siguientes:

  1. f. Prenda de tela con que se cubría la cabeza.
  2. f. Prenda de lienzo que, ceñida al rostro, usan las monjas para cubrir la cabeza, y que llevaban antes las viudas y algunas veces las mujeres casadas.
  3. f. Tela, especie de beatilla, de que ordinariamente se hacen las tocas.
  4. f. Sombrero con ala pequeña, o casquete, que usan las señoras.

TocasEn la panadería tenía otra más, quizá por extensión debido al parecido físico con alguna de las anteriores.

En un rincón siempre había tres o cuatro palos tan largos, al menos, como el diámetro del interior del horno. Uno era el de la pala de meter y sacar el pan, las latas de los dulces y las cazuelas de asado. Otro era el del palín de meter y sacar las barras. Otro tenía, sujeto a la punta, un trapo grande, eran las tocas.

El horno se enrojaba por un extremo y la llama cruzaba toda la cavidad para salir por el humero en el otro extremo, provocando que se ensuciase de humo y ceniza.

Al terminar el enroje era necesario limpiar las baldosas del horno para que el pan no se manchase, era la hora de DAR TOCAS. Se mojaba el trapo en un caldero de agua y se fregaba todo el suelo del horno haciéndolo girar en la punta del palo y así saldría el pan con el culo bien limpito y sin quemar.

No he encontrado ninguna referencia en la literatura. Era una expresión muy determinada para un lugar y una profesión. Hoy no se cuece con leña. Hoy no se cuece en Cisneros.


 

Torvas

TorvasRemolinos de polvo y paja que se formaban en los campos, caminos, eras y calles de Cisneros, principalmente en verano.

Con esta definición no figura en ningún diccionario general.

Torva: En el DRAE aparece la palabra, como remolino de lluvia y nieve.

Torbas. Remolino o polvareda (Villarramiel)

Torbellino. Masa de agua o de aire en movimiento rápido y giratorio. “A lo lejos, detrás de lo que Juan había señalado como el ferrocarril giraba unos torbellinos de polvo.

Tolvanera. Remolino de polvo

Ventarrón: viento brusco de verano que predice tormenta.

Torvo/a. De mirada torcida y amenazadora. Dicho especialmente de la mirada: Fiera, espantosa, airada y terrible a la vista. Se dice especialmente de una mirada o una asechanza de un individuo o persona, espantosa, airada o terrible en la percepción de la vista, que puede expresar los malos pensamientos y algunas conductas negativas

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PRIMER HELADO

Recuerdo el día de mi primera comunión. Me vistieron en la sala de casa, nos fuimos a la iglesia de San Facundo y después de comer   me llevó mi prima a comprar un helado en casa de “las gaseosas”. Al salir a la calle se levantó unas buenas “torvas” y el helado se llenó de polvo y tierra. Pero no lo tiré, era el primer helado de mi vida. Lo limpié como pude y me lo comí. Ni decir tiene lo rico que me supo.