Cine Cisneros

El patrono Nino Cisneros nos ha preparado para este momento una proyección en la que ha puesto, además de su trabajo y dedicación de dos meses de recopilación y montaje, una ilusión que casi iguala a la que supuso la llegada del Cine a Cisneros.

En ella ha querido plasmar como a partir de esa Nochebuena del 54, se  llenaban las tardes del domingo, y como esas imágenes que salían por la pantalla acercaron a los vecinos a unos mundos e historias inalcanzables para los habitantes de Cisneros hasta ese momento, éstos tenían, de repente su propia ventana al mundo exterior.

En esta historia se habla de Lucio Abastas, no Luis, una pequeña errata, también de los hermanos Zapatero, de Anastasio, de Félix y de Eleuterio. De su emprendedurismo en los años 50 del siglo pasado. Cómo se implicaron las mujeres e hijas en el negocio, atendiendo la barra y poniendo a la venta los frutos secos y  las golosinas  de entonces, respectivamente.

Es un recorrido mental por la sala y su aforo, por la ubicación de las butacas, con el espacio para los chiguitos, para los enamorados,.. cada uno tenía su lugar.

Se habla de D. Juan, unos de los pocos coches de entonces en la localidad, que se acercaba al cine Ortega de Palencia a por las cintas que luego serían proyectadas en la sala.

También un recuerdo a la figura de la censura propia de la época , a esos besos robados que no podían ser vistos en las pantallas, a esas piernas ansiadas por el público masculino y que no verían la luz. Esta figura estaba encarnada en el sacerdote de aquella época, D. Maximiliano.

Esa Nochebuena de 1954 que cambió las tardes de los domingos y festivos se proyectó la película LOS ULTIMOS DE FILIPINAS, que sería la primera de las casi 900 películas vistas. Por la pantalla fueron pasando rostros nacionales e internacionales  que despertaban simpatía, odio unos, y algún que otro  sueño oculto otros.

Planos antiguo Cine Cisneros

Nino, muchas gracias por este viaje en el tiempo. Muchas gracias a Lucio Abastas y a los hermanos Zapatero, y por ende, a sus descendientes, muchos de los cuales hoy nos acompañan, por ver más allá y traer una nueva forma de diversión y ocio al alcance del bolsillo de los vecinos que no tenían medios para desplazarse a la capital a disfrutar del cine, que revolucionó de alguna manera el pueblo, y que hoy, a muchos de los presentes despiertan curiosidad por conocer un poco más de la vida en otros tiempos, y a otros muchos seguro que les despiertan recuerdos y añoranzas de un tiempo que pasó y no volverá.

 

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