Homenaje a D. Quintiliano Hierro Gómez

Como viene sucediendo en años anteriores, dedicamos una parte de los actos a homenajear a personas que hayan dejado su huella en este nuestro querido pueblo de Cisneros, y con los  que sin duda tenemos una deuda contraída que debemos y queremos ir saldando.
Saludo de la alcaldesaSiempre, cuando nos reunimos los Patronos para ir preparando este día y llega el homenaje, vienen  a la cabeza una cantidad considerable de nombres, son nombres que, en muchas ocasiones,  a los miembros más jóvenes de la Fundación no nos sugieren nada, pero justo después comienzan a contar las historias de sus vidas,  y vamos poniendo rostros ,y la reunión es un hervidero de pequeñas anécdotas y ya, indiscutiblemente, a los que no nos sugerían nada, comienzan a capturarnos y entonces queremos saber más. Dejamos de tratar a esas personas desde el anonimato y las tratamos desde el respeto y la familiaridad.

El nombre al que le hemos ido poniendo rostro este año es D. Quintiliano Hierro Gómez.

Quintiliano nace un 13 de abril cuando corría el año 1890 en Calzada del Coto, provincia de León. Hijo de Juan y Nicolasa. Su infancia es la propia de los niños de esa época, que nada tiene que ver con esta, pero fue una época que supo formar hombres de la categoría del que en este momento nos ocupa. La Universidad es terreno solo para unos pocos privilegiados y él  se va formando en la experiencia de la vida y aunque sus estudios fueron mínimos, sí le valieron para forjarse en varias profesiones: Matrono, dentista y peluquero.

Conoce en Sahagún a la que luego será su mujer, Exiquia  Tejerina García, natural de nuestra localidad con la que contrae matrimonio en Cisneros el 7 de febrero del año 1916, estableciéndose a vivir aquí.  De esa unión nacen tres hijos: Nicolasa, Valentín y Juan, de los cuales en la actualidad solamente vive uno, Juanito, como así le llamaban y al que agradecemos, al igual que a su nieto Antonio, que nos hayan facilitado estos datos para poder realizar este modesto pero cariñoso homenaje.

Viven en la calle Gobernador y allí ubican la peluquería- barbería, pero no solamente se dedica a esa profesión, sino que además es lo que llamaban practicante y que ahora conocemos como ATS y matrono. Asistió en los partos al 90% de las mujeres de Cisneros que eran muchísimas más de las que hay ahora, y si hay algo que le caracterizaba era la diligencia con la que llegaba a asistir a la mujer parturienta, llegando incluso  antes que el marido que era el que le había ido a llamar. Me comentaba el nieto que iba vistiéndose por el camino y acudía con la máxima rapidez, aquella que le permitían sus piernas.

Era el encargado de poner las vacunas a los niños, de aquellas que dejaban un círculo en el brazo y también de poner las inyecciones, que entonces eran muy utilizadas en los tratamientos a las personas, adaptándose al horario de los trabajadores, muchos de los cuales eran jornaleros, administrándoselas antes de que éstos fueran  al campo, a unas horas intempestivas.

Además sacaba las muelas y dientes. Todo esto sólo nos da el perfil de una persona trabajadora, y bastante, amante de su profesión, en la que nunca puso horarios, adaptándose a la vida de entonces, acudiendo con gran diligencia a donde había sido llamado, anteponiendo su profesión a todo lo demás. De carácter austero como buen castellano, amable y servicial.

Público asistente

Entre sus aficiones destacan la dedicación a la apicultura y la lectura. Existen otras dos que nos han llamado enormemente la atención, una por la originalidad y otra porque nos toca la fibra de los cisnerenses. Hacía las caretas de nuestro Chiborra con cartón mojado, pegando distintas capas con cola y luego las pintaba una vez que estaban secas.

Otra dedicación que nos ha llamado la atención es la confección de cuadros hechos con el pelo de la barbería- peluquería, lo picaba muy menudito y lo iba pegando, jugando con las distintas tonalidades de los cabellos,  sobre un espejo que reflejaba la imagen de un santo. Uno de ellos fue donado al Santo Cristo y se puede encontrar  en la ermita del Cristo del Amparo, otro de ellos lo hemos podido contemplar en la casa de un vecino.

Nos abandona definitivamente el 31 de diciembre del año 1981 a la edad de 91   años.

Sirvan estas palabras como el merecido homenaje a una vida dedicada a la profesión y a la gran profesionalidad puesta al servicio de los vecinos de Cisneros. No hemos pretendido abarcar toda una vida, sin duda nos habremos dejado muchas cosas en el tintero, y esto no son más que unas pequeñas pinceladas de la vida de un gran profesional que puso su vida al servicio de los demás. Gracias.

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